domingo, 24 de mayo de 2020

El amor por River Plate

Les voy a contar una historia diferente. Uno suele ser hincha del equipo del padre o del abuelo, pero en mi caso lejos esta de ser realidad.
Todo empezó hace muchos años, tantos que solamente lo recuerdo por comentarios. Me desperté una mañana en la casa de mi abuela clara y les dije a mis tíos que había soñado que era hincha de River. Me pregunto, ¿Qué habré soñado? solo puedo decir que aquel momento mi vida y una banda roja se unieron para siempre.
A los once años, llegó mi primer partido en el Monumental. Todavía viven en mi retina el matecocido de mi tía en un día de sofocante calor, los avioncitos de papel o las barbaridades que dije tras un error de Comizzo.
El tiempo fue pasando, y crecía la pasión por estos colores. Recuerdo las cargadas, a mi viejo, una persona que no le gusta el fútbol, acompañándome a la cancha de Velez tapado con una bandera, los abrazos con desconocidos, la vuelta olímpica en 2008, el sorteo del abono para todo el campeonato, mi primer superclásico, el duro momento del 2011, los besos y amores en la Sivori Baja, mi ausencia en cumpleaños, salidas o un velorio, la renuncia a un trabajo por ir a sacar entradas frente a Instituto, saltar al campo de juego, las noches coperas con amigos, los fernet de Maru, el gendarme en la previa con Atlético Nacional, la Copa Libertadores 2015, los viajes y las charlas con la colo. Mil historias que seguramente aquel niño soñador lejos estuvo de imaginarlas y mis hijos o nietos deberán sufrirlas en varios años.
River no fue solamente un club de fútbol para mí. Fue también el lugar donde me formé como periodista y cumplí ese sueño de recibirme. También donde conocí y comencé a cubrir fútbol femenino.
Aunque mi vida tome un rumbo diferente, siempre habrá una historia y una franja roja en mi corazón.

Felices 119 años, River Plate

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